La Realidad de la Redacción Creativa



¿Eres publicista? Ah, entonces haces dibujitos y diseñas tarjetas de presentación.

Cada vez que digo que trabajo en publicidad, mis familiares creen que soy el que diseña los logotipos y vallas que se ven por toda la ciudad; pero la realidad es que soy redactor creativo, y cuando les digo esto, me preguntan con la cara virada: y eso, ¿qué es?

No tienen la menor idea de lo que hace, en sí, un redactor creativo. Es ahí cuando pienso que a mi papá le invade la duda sobre si el haber pagado mi carrera en la universidad fue una buena decisión. Pero cuando le explico a él y a mis demás familiares qué es lo que hago exactamente, creo que su duda desaparece por completo (o por lo menos, durante un tiempo).

Y es que la redacción creativa consiste en escribir, escribir y nunca cansarse de hacerlo. Es pensar rápidamente en el texto persuasivo que irá en un aviso, hacer el guión para un comercial de televisión o una cuña radial. Es crear un eslogan que trascienda en el tiempo (Just do it).

En la redacción creativa se debe escribir hasta cuando no se tiene pluma ni papel. Es contar historias que despierten un sentimiento en los consumidores. Más que pensar, es generar ideas innovadoras que hagan que una persona corra a comprar el producto de tal cliente.

La redacción siempre ha ido de la mano con el diseño. Ambos se complementan, pero, como dice uno de los mejores redactores publicitarios del mundo, llamado Neil French: “una imagen vale más que mil palabras, pero se necesitan siete palabras para explicar ese concepto. Ninguna imagen puede hacerlo”.

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