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“Pero si hacer un volante es fácil, con la computadora puedes hacerlo rapidito”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Al parecer, hoy en día, cualquier persona con conocimientos básicos en Adobe Photoshop o Illustrator, se hace llamar diseñador gráfico.
Sin embargo, la
realidad del diseño gráfico no sólo se basa en hacer efectos en las fotografías
o colocar una tipografía “bonita” en un texto, va mucho más allá de eso. Se
debe conocer la sintaxis de la imagen, manejar técnicas como la proporción y la forma, composiciones, saber sobre la teoría de la percepción del color, entre
otras.
Así lo afirma Fernando Salgado –un destacado profesor de
diseño en España–, quien también dice que es necesario poseer mucha cultura general,
al igual que haber leído y apreciado mucha historia del arte; desde la cueva de Altamira y Lascaux,
pasando por Mesopotamia, Grecia, Egipto, Roma, China hasta el Barroco,
Impresionismo, Cubismo, la Escuela Bauhaus, Pop Art, Minimalismo y todos los
movimientos que han surgido hasta nuestros tiempos.
A lo mencionado
anteriormente, se le debe agregar un componente que es imprescindible para la
supervivencia de un diseñador; se trata de la imaginación, la misma que nos proporciona
la facilidad de transformar una idea en una obra palpable y efectiva, capaz de
persuadir a las personas y lograr el objetivo planteado por nuestro cliente.
El buen diseñador
conoce la manera de lograr que una marca (mediante la correcta utilización de
colores, formas, texturas) sea reconocida en el mercado y se distinga entre las
demás. Le otorga una identidad que hace que el público se sienta en confianza
con ella.
Esto demuestra que
el diseño gráfico no es un pasatiempo, ni que tampoco se trata de quedarse sentado
el día entero frente a una computadora. Se debe tener la capacidad para
observar y analizar el comportamiento y las preferencias actuales de las
personas, ya que esto provoca que los conceptos gráficos cambien, por lo tanto,
el diseñador siempre debe estar especializándose para mejorar su técnica y permanecer
al margen de las nuevas tendencias.
Prepararse
diariamente es fundamental para un diseñador que tiene como objetivo mostrar
una imagen profesional dentro de cada proyecto que su cliente solicite; porque
antes de proclamarse artista, el diseñador gráfico es un comunicador. Por tal
motivo, su labor y criterio en la comunicación visual, será la encargada del
éxito o fracaso de una empresa.
Para ser un diseñador
gráfico de verdad, debe gustarte realmente esta profesión, vivirla día
a día, formarte con decenas de cursos que tengan relación con la
comunicación, el arte, diseño y dibujo.
Un artista puede crear y plasmar en un lienzo lo que piense en ese momento, pero el diseñador tiene que poner un poco de su gusto personal y enfocarse más en las características que tenga el grupo objetivo al que será dirigido el aviso, el afiche, la valla, etc.
Un artista puede crear y plasmar en un lienzo lo que piense en ese momento, pero el diseñador tiene que poner un poco de su gusto personal y enfocarse más en las características que tenga el grupo objetivo al que será dirigido el aviso, el afiche, la valla, etc.
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