Cazas o te cazas

Abrió los ojos rápidamente, como si no quisiera permanecer más en su sueño. Desesperado, agarró su escopeta y salió corriendo de la cabaña para entrar en la inmensidad del bosque.

Deseaba que nadie supiera a dónde se dirigía porque hacía todo lo posible por dejar 20 segundos entre cada una de sus huellas.

Paró bruscamente cuando un árbol enorme apareció frente a él. Cargó su escopeta, sabía cuál era el siguiente paso. Cerró sus ojos para no sentirse culpable.

Detrás del árbol estaba él mismo, pero dentro del cuerpo de un conejo; y al conocer el siguiente paso, huyó corriendo para salir del bosque. Las balas lo persiguieron.

Esta vez pretendía que todos supieran a dónde iba porque hacía todo lo posible por marcar su camino con una cuerda que brillaba en la oscuridad.

Entró a la cabaña y no quiso cerrar sus ojos. Era como si ya estuviese acostumbrado a esta realidad.

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