Conversando más allá

–Hola, ¿Cómo estás? –dijo él.
–¿Cómo crees que estoy? –Respondió ella.
Su pelo negro combinaba con su traje oscuro, el cual se parecía al que vestían las novias en las bodas. Sus ojos eran perfectos, aunque carecían de color.
–Me ves y ¿no contestas? –Dijo ella.
–Lo siento pero no puedo marcharme contigo, sería como hacerte daño.
–Pero, ¡eres tú quién ya se ha hecho daño! Tú a mí no me puedes hacer nada malo.
–Entonces, ¿por qué lloras? –Preguntó él, preocupado.
–¡Porque no vendrás conmigo!
–Quizás después nos volvamos a encontrar.
–Eres el primero y el último que me hace esto, ¡Jamás quiero volver a verte! –Gritó ella.
Después de un tiempo él se arrepintió por no irse con ella, y desde entonces, está que quiere morirse de nuevo, pero se dio cuenta que se había vuelto eterno.

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