Quieren brillar en la oscuridad

Katherine se encontraba sobre el escenario. Estaba a punto de dar un concierto. De repente, las luces se apagaron; al poco rato encendieron de nuevo. Su piano seguía en el mismo lugar, pero ella había desaparecido.

Los espectadores aplaudieron. Creían que era parte del acto. Aguardaban ansiosos a que ella volviese. Esperaban que Katherine haga una aparición sorprendente, sin embargo, la tarima continuaba sólo con la presencia del piano.

Las luces se apagaron por segunda ocasión y no volvieron a prenderse, el público se alteró. Empezaron a abuchear a la artista por abandonar su concierto y a criticar a los propietarios del auditorio por su problema de electricidad. De pronto, el piano comenzó a sonar.

La melodía logró calmar el ánimo de los asistentes; estos volvieron a sus asientos y escucharon el concierto a oscuras.

Culminó después de una hora. Todo el público aplaudió, algunos hasta se pusieron de pie para aplaudir con mayor fuerza. Las luces se encendieron y lo único que se podía ver sobre la tarima era el piano. Los espectadores seguían creyendo que eso era parte del acto.

Cuando salieron del auditorio hacia la lluviosa noche, vieron que Katherine se encontraba sentada sola en una banca. Ella alzó la cabeza, los miró y les dijo: “El piano volvió a tocarme”. Y desapareció frente a su público.

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