Desapareció en el acto. Se esfumó y no me di cuenta. ¿Mi culpa? Da igual, el error está hecho sea quien sea el responsable.
Si no la encuentro, jamás recuperaré mi sombrero de ideas que estaba en el interior. Por las huevas me metí en esto de la magia. Creo que pondré un anuncio en Diario El Universo que diga: se busca caja amarilla de 30 cm2.
Puede estar en cualquier parte de la ciudad, del país o del mundo; incluso en otra dimensión.
Quizás, si hago el truco al revés pueda traerla de vuelta, pero tengo que tener cuidado de que la caja no regrese (como sucedió una vez) con la etiqueta de la empresa DHL.
Si creen que mandar una caja con sobrepeso de China a Ecuador es caro, imagínense cuando la distancia es de mil años luz, y el remitente y el destinatario, soy yo mismo.
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